sábado, 28 de marzo de 2009

Dragonball Evolution, o el timo de los 100 millones de dólares

Desde el principio la cosa olía mal: ese Gokú adolescente que iba a la escuela y tenía cara de solemnidad no cuadraba; luego vinieron las fotos de ese Maestro Roshi que ni era viejo, ni era calvo, ni parecía ser rabo verde como en el manga... finalmente llegaron las malas críticas luego de su estreno en Asia, y las de algunos bloggeros en España y Latinoamérica. Todo apuntaba hacia al desastre.

Pero soy una persona optimista, y si bien di por hecho que como la adaptación del famoso manga sería un fracaso, pensé que quizá como película palomitera podía pasar. Pues bien, suponerlo fue un error: Dragonball Evolution es una tortura posmoderna ideada por algún sádico y llevada a cabo por un grupo de incompetentes.

¿Por dónde empiezo? El guión es una cosa patética en la que hay lagunas gigantescas (¿cómo diablos se liberó Piccolo de su encierro milenario?); errores de continuidad sonrojantes (Gokú se transforma en una especie de gorila alto y al volver a su forma normal su ropa sigue exactamente igual); hechos que no encajan (Roshi, de 40 años, enseñó artes marciales al abuelo Gohan, al que se le notan unos 70), y en general situaciones forzadas que simple y sencillamente no se puede uno creer; nada tiene fundamento, todo ocurre sólo porque a los guionistas se les hicharon las pelotas, lo que resulta muy conveniente para pasarse la estructura narrativa por el arco del triufo. Luego están los personajes: planos, predecibles, genéricos, sin vida. Sin la chispa y la enjundia que desbordan en la obra de Toriyama; ni rastro del Gokú energético y vital, de la Bulma picaresca, del Piccolo megalómano. Ni siquiera se puede culpar a los actores, no es posible sacar jugo de un guion tan pedorro. Por si fuera poco los trabajos de montaje, ambientación, decorados y sonido parecen sacados de un episodio de los PowerRangers. Y que decir de la dirección: simplemente apesta, no provoca ningún interés y sí muchos bostezos por la poca imaginación y la cantidad de lugares comunes que nos hace tragar. Joder, ¿cómo se puede filmar algo tan soso teniendo una fuente así de creativa?

La cosa es que DBE recibió el presupuesto equivalente de una superproducción peso mediano: 100 millones de dólares que son bastante considerables. Con similares 100 millones de dólares Bryan Singer filmó X2, con bastante menos dinero los hermanos Washowski filmaron la primera entrega de Matrix y con apenas una octava parte Guillermo del Toro entregó El laberinto del fauno. Cualquiera de esas cintas le da mil vueltas en cualquier rubro a Dragonball Evolution, por lo que uno se pregunta en que chingados se fue todo ese dinero. La cinta no ha recibido la publicidad masiva de otras películas, de Watchmen por poner un ejemplo en cartelera, al menos no por estos lares. No tiene ninguna superestrella de esas de 20 millones por película, ni profesionales detrás de cámaras de los que tienen mucho pedigree. Ni pensar en los efectos especiales que me parecieron de serie televisiva noventera: por alguna bizarra razón me trajeron a la mente los efectos que se veían en Las aventuras de Hércules. Simplemente no entiendo como un producto tan chafa gastó 100 millones USD, quizá sea que en México cobramos demasiados impuestos por filmar películas extranjeras. Si ese es el caso, al menos algún beneficio dejó la filmación de tal esperpento.

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